Di un grito y nadie lo escuchó
Pensé que todos se habían vuelto sordos
Y después de muchos gritos de agonía,
Pensé que todos se habían vuelto sordos
Y después de muchos gritos de agonía,
descubrí que era yo
Quien se había quedado sin voz.
Llego la fiesta de los besos
-la ciudad entera celebraba-
Y yo estaba caminando por los suburbios
Del barrio de siempre.
La gente pasaba y cuando caí al abismo
Y nadie me vio
Pensé que me había vuelto invisible.
Después de todo
Estoy fuera del mundo
Tendida en mi cama con la luz apagada
Llorando en mi rock n’ roll.
Después de todo no me queda nadie
A quien contarle que estoy triste,
Que esta noche no puedo dormir.
Hasta las cucarachas que caminan por el techo
Van de a dos
Y yo aquí esperando que llegue alguien
a arreglar el caos de mi mente.
Era la fiesta de los besos
Y yo sin nadie a quien decirle
Que quiero dejar de pensar.
Los egoístas apagaron las luces
Y ahora en medio de la oscuridad
Escucho una voz que me habla al oído
Y que me dice
Que olvido todo y que lo sigo al infierno
Porque allá por lo menos
Los muertos se acompañan en su dolor.
Me invita a bailar un réquiem
Mientras la luna amarilla desaparece
Entre las nubes de lluvia.
En las calles quedan los residuos
De esta fiesta cruel
Donde los que caminan solos no están invitados.
De pronto llega él, el mismo de siempre
Llorando por aquella que lo abandono hace años.
Me abraza y lloramos juntos.
Cada uno hundido en su dolor.
En el sabor amargo de estar fuera de todo.
Ahora somos dos, llorando juntos,
Pudriéndose juntos
En un mismo rock n’ roll.
Quien se había quedado sin voz.
Llego la fiesta de los besos
-la ciudad entera celebraba-
Y yo estaba caminando por los suburbios
Del barrio de siempre.
La gente pasaba y cuando caí al abismo
Y nadie me vio
Pensé que me había vuelto invisible.
Después de todo
Estoy fuera del mundo
Tendida en mi cama con la luz apagada
Llorando en mi rock n’ roll.
Después de todo no me queda nadie
A quien contarle que estoy triste,
Que esta noche no puedo dormir.
Hasta las cucarachas que caminan por el techo
Van de a dos
Y yo aquí esperando que llegue alguien
a arreglar el caos de mi mente.
Era la fiesta de los besos
Y yo sin nadie a quien decirle
Que quiero dejar de pensar.
Los egoístas apagaron las luces
Y ahora en medio de la oscuridad
Escucho una voz que me habla al oído
Y que me dice
Que olvido todo y que lo sigo al infierno
Porque allá por lo menos
Los muertos se acompañan en su dolor.
Me invita a bailar un réquiem
Mientras la luna amarilla desaparece
Entre las nubes de lluvia.
En las calles quedan los residuos
De esta fiesta cruel
Donde los que caminan solos no están invitados.
De pronto llega él, el mismo de siempre
Llorando por aquella que lo abandono hace años.
Me abraza y lloramos juntos.
Cada uno hundido en su dolor.
En el sabor amargo de estar fuera de todo.
Ahora somos dos, llorando juntos,
Pudriéndose juntos
En un mismo rock n’ roll.